La reunión en que dos funcionarios lo “llamaron a contar” fue el lunes 25 de noviembre. Al día siguiente, el martes 26, el director del programa Vivir del Cuento le dijo: “Malas noticias: me dicen aquí en un mensaje que no se te va a renovar el contrato”.
La madrugada del miércoles 27 de noviembre, el comediante cubano Andy Vázquez llegó al Aeropuerto Jose Martí de La Habana listo para escapar a Miami.
“Se me nubló la cabeza, me fui pa´l aeropuerto, dejé el carro en el aeropuerto, tiré las llaves, cerré y me monté en un avión y me fui”, cuenta ahora Vázquez en exclusiva con Radio Televisión Martí, el mismo día de su debut en el programa El Show de Carlucho de 7 pm a 8 pm por el canal Mega TV, y de 8 pm a 9:30 pm por Univista TV en Youtube y Facebook.
“Nadie lo sabía: a las 10 de la mañana mi mamá llama, preguntándole a mi esposa dónde estaba yo”, relata el actor. “La llamé desde aquí de Miami y le dije: ‘Mira, yo estoy en Estados Unidos y lo estoy pensando, pero creo que no voy a regresar, no lo he decidido todavía”.
También tuvo miedo, confiesa, de que fueran a incluirlo en la lista de “regulados”, el eufemismo que usa el gobierno cubano para referirse a aquellos a quienes prohíbe viajar al extranjero, aun cuando no tengan antecedentes penales ni causas pendientes con la ley.
“Quizás fue paranoia, quizás… no sé qué fue, pero mi decisión fue esa: abandonar el país”, explicó el actor cubano. “Tengo un hijo en San Antonio, en Texas, y dije: ‘Voy pa’llá, a ver qué pasa”.
¿Desde el momento entonces en que abordaste el avión sabías que no ibas a regresar?
“Sabes que eso es terrible; las lágrimas se me salían”, cuenta. “Yo decía: ‘Ya, se acabó mi vida aquí’, y tuve que marcharme. Tenía pensado… no estaba muy bien claro qué iba a pasar en mi mente, pero miraba así, cuando ese avión iba despegando, y miraba a Cuba y me sentí triste porque pensé… no lo tenía bien decidido todavía; después lo decidí aquí, en un tiempito más, pero… algo en mí me decía: ‘No vas a virar más”.
Tener en Cuba a su esposa y a su hija de ahora tres meses de nacida fue lo que hizo que demorara en tomar una decisión definitiva. De sus dos matrimonios anteriores tiene otros dos hijos: el de San Antonio, en Texas, y uno en Suecia.
“Entonces pensaba: ‘Dejar ahora a esta chiquitica también…”, relata. “Después hablé con mi esposa y le dije: ‘Yo no voy a virar más. No voy a virar más porque tengo miedo”.
Supone que si regresa a Cuba ahora no le va a pasar nada. No cree que vayan a meterlo preso ni que vayan a darle una paliza, comenta.
“Pero sí sé que voy a estar en la mirilla, y lo primero que haga yo, un chiste mal hecho en un cabaret, en un teatro –si me dejaran trabajar—; sé que me va a pasar, y ¿de qué voy a vivir?”, se pregunta. “Lo único que he hecho en mis últimos 20 años es hacer reír a las personas, y pienso que ya tengo una edad en la que yo no voy a volver a vender pan con bisté”.
Aun a estas alturas sigue estando nervioso, declara Vázquez.
“No se me quita el nerviosismo; eso se lo explico a todo el mundo y me dicen que es normal al principio: tengo una revoltura aquí”, manifiesta el actor señalándose el vientre, “y un estado de ansiedad, ligado con nervios y con miedo, no sé; no se me quita”.
No se siente relajado, añade, y le falta el clordiazepóxido, “que en Cuba no hay tampoco” y es lo que toma cuando esta así, y lo único que lo relaja.
“A veces tomo té; a veces son las 3 de la mañana y no me duermo, dando vueltas”, dice. “Extraño mucho a mi esposa, a la niña, y en general a la familia. Un primo me dijo: ‘Bueno, ya te quedas; al año y un día pides residencia y después puedes venir para acá a fiestar”.
Cuando le dijo que no, que no regresaría más, el primo le hizo una pregunta.
“¿Cómo? ¿Y nosotros?”, cuenta Vázquez. “Y eso me dio mucho sentimiento: ‘¿Y nosotros?’ Es triste”.
Le dijo que por ahora no pensaba regresar. “Regresaré algún día, de aquí a unos 35 o 40 años, como dice un gran amigo mío”, declara el comediante. “Pero por ahora no pienso regresar; no pienso regresar”.
A la solicitud de Radio Televisión Martí de que describiera cómo fue la reunión en la cual lo “llamaron a contar”, Vázquez precisa que no fue alli donde le notificaron su despido.
“Me lo mencionan, pero no…”, relata. “Fue en una oficina, dos dirigentes del ICRT: el director de RTV Comercial y otro señor muy amable, conversando conmigo. Pero hay una parte donde me empiezan a decir: ‘Oye, este video, queremos saber, dinos algo de este video…”.
Se referían precisamente al video dedicado a los disturbios en el Mercado de Cuatro Caminos, que el comediante incluyó en la sección “Chivaterrías de Facundo” en sus canales de Youtube y Facebook.

“Bueno, es un video de los que yo siempre he hecho; había hecho ya como nueve o 10”, les respondió. “Y me dicen: ‘No, pero a nosotros nos cuesta mucho trabajo creer [en] tu inocencia, no creemos que lo hayas hecho inocentemente”.
Les preguntó si insinuaban que a él le hubiesen pagado por ese video, y quiso dejar bien claro que no era así.
“Recuerdo que les dije: ‘Yo no estoy loco de hacer algo por dinero, porque yo sé lo que me puede pasar si me meto con este gobierno”, cuenta ahora Vazquez. “¿Qué tú quieres decir?”, le preguntaron. “Lo que estoy diciendo: me gusta dormir tranquilo; yo lo hago para reír”, dice que les respondió.
Entonces le reprocharon no hacer nada cuando Donald Trump “saca una ley”, como si el presidente de Estados Unidos pudiera atribuirse poderes legislativos.
“Es que no da risa, y yo hago lo que a la gente le dé risa”, fue su respuesta. Le indicaron entonces que se comunicarían con él para dejarle saber qué decisión tomaban.
Al día siguiente, martes 26 de noviembre, en la reunión del equipo de Vivir del Cuento, el director lo llamó aparte: “Andy, malas noticias, me dicen aquí en un mensaje que no se te va a renovar el contrato”. No le entregaron ningún documento, no le dieron constancia de ninguna sanción. Y el mundo se le cayó encima, confiesa ahora.
“De ahí salí a las 3 de la tarde, y a las 6 de la mañana ya estaba montado en un avión para acá”, dice el comediante, refiriéndose a Miami. De aquí siguió a San Antonio, donde pasó 10 días con su hijo antes de volver al sur de la Florida.
No era un viaje planificado, observa. Cuando el director le dio la noticia de su expulsión, estaban en plenos ensayos, coordinando los guiones, para empezar a grabar Vivir del Cuento en dos semanas.
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